Nuestro padre
fue albañil y me enseño algunas cosas del oficio, antes de que las casas fuesen
prefabricadas o él muriera. En eso tuve más suerte que mis hermanos, cosa que
quedó demostrada de sobra cuando el lobo sopló y sopló haciendo, como quizás
sabéis, que volvamos a vivir juntos.
(microrrelato
publicado en Cincuenta
palabras)
Qué buena versión del cuento, Luisa. Como siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias, gracias.
ResponderEliminarBesos de vuelta y buenos deseos... que ya llega el finde!
Muy buena vuelta de tuerca al cuento.
ResponderEliminarLo dije y lo reitero. Muy bien llevada esta versión del clásico por alguien que sabe mucho de cuentos.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Me encantó tu versión de este cuento
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Gracias, chicos. Sois muy amables.
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