Quizás pudo haber seguido adelante, huir; sin embargo se quedó a cadena perpetua anclado en aquel momento aunque, reviviendo el instante mágico en que la tuvo en sus manos, volviese a oír el leve crujido que hizo, al quebrarse, su delicado cuello.
(Proyecto: No me cuentes películas. ¿Te animas a
contar una historia que tenga el mismo título que la película pero que no tenga nada que ver
con ella)
Ufff, impresionante Luisa.
ResponderEliminarMe gusta ese reto.
Besicos muchos.
El último tren
ResponderEliminarMientras masticaba parsimoniosamente el último bocado, vio venir el tren, veloz y silencioso.
Por el camino, el automóvil se aproximaba al cruce, sin percatarse del peligro.
Desesperada, gritó con todas sus fuerzas, tratando de alertar al conductor.
Nadie la escuchó. Su mugido no fue diferente al de las otras vacas.
Bien, Hugo, bien.
ResponderEliminarEl próximo miércoles habrá otro título. Gracias!!!