5 de octubre de 2020

En la modista

Con el corazón en la mano te he de decir que, igual que el plástico se funde con el calor de una plancha dejando un olor desagradable en el aire, el hilo de atracción que crees haber tejido entre nosotros es una mierda; te recuerdo y repito lo que pareces haber olvidado: tú eres una mujer y yo un hombre, pero a mí no hay nada que me guste más que estar rodeado de hombres grandotes, vestir unos tacones y contonearme bajo una bata de cola.

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