He hecho trampa con las pastillas,
he colocado el andador un metro más lejos, he quitado las pilas del audífono,
la música suena a todo trapo, he dejado las persianas de su habitación bajadas,
sin embargo he abierto la puerta de su habitación y todas las ventanas, he
hecho lo posible para que este casa sea desagradable y peligrosa para alguien
de su edad; sin embargo, ya le veo avanzando por el pasillo, anudándose una
bata que no le conozco, con una sonrisa de dentadura postiza en sus labios,
mirándome con superioridad. Cuando ha estado junto a mí, ha dicho:
-Aún no tengo deseos de morirme. Más
bien al contrario.
Han llamado al timbre, he ido a
abrir y me he encontrado con otro padre, igual al que tenía en mi espalda,
mirándome; y entonces mi cabeza ha vuelto al principio: he hecho trampa con las
pastillas, con las mías, y la realidad es que padre ya no está para
controlarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario