11 de septiembre de 2011

Raíces

La reina dio a luz un hermoso niño pero… no había olvidado su promesa.
        De modo que, cuando el repugnante hombrecillo apareció para llevárselo, ella descolgó un cedazo que decoraba la habitación y lo usó como raqueta.
            Había aprendido a no mancharse de sangre, pero seguía siendo molinera.         

(microrrelato escrito para las Microjustas, el tema era: “Malotes: Rumpelstikin”; lamentablemente he mordido la arena en la primera ronda)

5 comentarios:

  1. Jope Luisa,
    Pues a mí me parece buenísimo (iba a poner "cohonu*" pero me ha parecido una palabra un poco fuerte :-) )
    Yo también perdí jooo ;-)
    Besitos

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  2. Gracias, guapa.
    A mi me gusta el punto de madre coraje y el que la reina, sin mancharse de sangre, sigo siendo una molinera al uso que sabe tratar a los ratones a los duendes o a quien haga falta sin que se le mueva un pelo.

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  3. Pues a mi me ha gustado mucho, me ha parecido de humor fino, fino.

    Vuelta de vacaciones y se me quita la depresión post-vacacional, je je.

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  4. Me voy a buscar a tu personaje, Luisa. ¿Crees que la convenceré de que me enseñe a usar el cedazo? jiji.
    Me gustó.

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  5. Buen micro me encanta la imagen de esta reina-molinera.

    Besitos

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