3 de septiembre de 2018

Malos viajes

Mientras suelto las pastillas en las hierbas altas y veo cómo mi mano se va abriendo, ya sin fuerza, empiezo a sonreír. Después, atravesando el luz que ilumina el solar que solemos usar, creo ver llegar la cara de Juan, parece estar preocupado, mueve los labios pero no lo entiendo y cierro los ojos de nuevo. Me dejo llevar, pero algo me dice que me volverá a salvar y no lograré irme.  

1 comentario:

  1. Esa gente que no sabe cuando dejar de entrometerse en la vida de los demás...

    Saludos,

    J.

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