—Que
se arrime un poco más al borde de la cama, que se acerque.
El
abuelo se moría y yo no quería verlo; pero noté el empujón de mi hermano, la
mirada de mi padre, un gesto de mi madre y, quizás, la risa nerviosa de mi
hermana pequeña.
Después,
vi cómo dejaba de respirar, cómo se le congelaba el gesto y, justo cuando iba a
llorar, ellos empezaron a reírse. No podía ser. ¿Una broma?, ¿otra vez?
Miré hacia la cama y sonreí, no, esta vez la razón estaba de mi parte,
él no volvería a moverse.
Ríe mejor :)
ResponderEliminarSaludos.
Todos necesitan un final.
ResponderEliminarSaludos,
J.