25 de junio de 2018

La torre más alta

Supongo que tuvimos suerte, que disponer durante un tiempo del almacén de un restaurante y vivir sobre el mar de nubes ha sido un privilegio; yo no voy a negarlo, no cuando tantos no pueden contarlo. Sin embargo, que nadie piense que estamos a salvo, que no tenemos problemas o que la vida nos es fácil. Empieza a faltarnos la comida y el agua, el silencio hace mella en nuestro ánimo y la nube de contaminación creciendo sin parar pugna por alcanzarnos. Ayer por ejemplo el geranio, el pequeño geranio que teníamos en el piso de abajo para que nos avisase, fue encontrado quemado por el ácido.

(microrrelato incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)

1 comentario: