El
anuncio de su llegada lo anticipó un ruido sordo, después las copas empezaron a
chocar entre sí y la vajilla de plata a moverse. El bamboleo de las lámparas
encima de nosotros y el que algunos enseres se cayesen terminaron por completar
el cuadro. Lo teníamos encima, otra vez el miedo. Era tarde ya para correr
hacia la puerta y muy difícil predecir qué sería esta vez: ¿un incendio en la
piel?, ¿un tsunami dentro de los ojos? Nos encogimos tanto como pudimos y
esperamos a que llegase padre, el dueño del dolor y del desasosiego.
(microrrelato presentado a la cuarta ronda
de La Copa de Esta noche te cuento, que debía contener la palabra “bamboleo” pero
ninguna “b”)
Impresionante y sacude al leerlo. Me ha encantado Luisa!!
ResponderEliminarBesicos muchos.