El propio sultán Shahriar propuso el título del libro que acababa de escribir Sherezade. “Las mil y una noches”, dijo entre bostezos, más que harto, esperando que ella pillase la indirecta y pusiese fin a la extraña costumbre que había adquirido: hablar sin parar hasta que él caía dormido.
Buen por qué. Lista la Sherezade, como todas. Un beso.
ResponderEliminarLa noche brinda un momento idóneo para confidencias, el problema viene cuando ella o él no saben cribar el grano de la paja,
ResponderEliminarBuenos días
Mira, no lo había visto desde ese punto.
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