La criada apartó de sus ojos el cuento que acababa de leer: “La Cenicienta”, mientras afirmaba enojada: “Las hadas madrinas no existen”.
No mucho después empezaba a limpiar una vieja lámpara, sin saber que de ella saldría un genio, otra invención absurda.
El escepticismo siempre cobra sus víctimas.
ResponderEliminarBreve pero con carga de profundidad.
Un abrazo, Montse.
Los misterios nos acechan, y la mayoría de las veces nos demuestran lo equivocado de nuestros juicios, mira tú que resulta que en los cuentos también pasa.
ResponderEliminarUn abrazo
Luisa, no sabía que se te daban tan bien los cuentos. Maravilloso. Espero que la criada sepa aprovechar la lámpara mágica. Un beso.
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