El Ratoncito Pérez y la Ratita Presumida se conocieron en una fiesta. Él la encontró inalcanzable; ella pensó que él era vulgar. Se equivocó; si hubiese calculado los regalos que aquel Ratón dejaba a los niños, habría visto que era rico y generoso, justo lo que ella buscaba.
Si es que a veces las primeras impresiones no son las mejores. Me has hecho sonreír, la mejor forma de empezar la semana.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuando los intereses se anteponen al amor, pasan estas cosas. Bien traído, si señor. A ver si aprendemos de tu texto a ser mejores personas.
ResponderEliminarUn saludo.
Se dejo guiar por las apariencias y perdió la oportunidad.
ResponderEliminarBesitos