Me miró con extrañeza, como si no pudiese reconocerme y se fue. Estaba segura de que daría un portazo, como siempre; pero no fue así. Cerró la puerta tranquilamente y sentí que todo se había roto. Que yo lo había roto.
(éste es uno de los microrrelatos que, convertidos en marcapáginas por Triple C, pasearon por las IV Jornadas Nacionales de Minificción, celebradas en Mendoza, Argentina)
Esta vez si que hiciste o dijiste algo que le dolió en lo más profundo.
ResponderEliminarBesos, Luisa
Merecida recompensa Luisa, el micro es fantástico.
ResponderEliminarBesos
Lo había leído Luisa en Triple C, y me gusta porque a veces cuanto menos ruido hace una persona : más debemos preocuparnos. En ese caso, parece que era ya tarde y todo se había roto.
ResponderEliminarUn beso.
Cuando se dan portazos y se hace ruido se llama la atención, cuando hacemos las cosas sin ruido es que ya ha dejado de importarnos no volver. Un beso.
ResponderEliminarEnhorabuena Luisa por el marcapáginas y sobre todo por el texto.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Luisa, muy bien reflejado desde el punto de vista del que hiere. A veces es más difícil eso que lo otro.
ResponderEliminarMe gustó.
Un abrazo.
Hay gestos silencioso que tienen esa fuerza...qué habrás hecho?!
ResponderEliminarYo soy buena, no he hecho nada.
ResponderEliminarY como decía Mae West: "Cuando soy mala, soy mejor". Pero esto no tiene nada que ver con la prota. Pobrecilla, mientras no confiese nos quedamos sin saber lo que ha hecho "esta" vez, por lo que se ve: la última.
Cuanto menos ruido mete la tormenta, más peligrosa es. Ese silencio es definitivo, ese hastío de la situación, hace que ni fuerzas para dar un portazo tenga el hombre. Suerte quien tenga un marcapáginas de lujo como éste. Besos.
ResponderEliminarEl portazo llevaría implícita la rabia, pero ese cerrar la puerta silenciosamente, nos dice que se acabó saturando y ya no le importa nada.
ResponderEliminarFelicidades por este corto, Luisa.
Abrazos.
Ese silencio del no portazo es definitivo, ahí se ve que todo acabó.
ResponderEliminarEnhorabuena, Luisa
Besitos
Un poco triste para verlo página por página. Un ruptura sin violencia, mejor.
ResponderEliminarTal vez un portazo de los de doblar las bisagras habría dejado alguna puerta abierta a la reconciliación. Si cierra despacio es que ya nada le importa... digo yo.
ResponderEliminarUn saludo
Sin duda, el micro se merece el premio de ser llevado de un libro a otro.
ResponderEliminarLa historia, triste como todos los finales del amor.
Un abrazo, Luisa.