15 de noviembre de 2011

Por mucho que el tiempo pase

Cada vez que entreveía la ajada caperucita roja moviéndose entre los árboles, su corazón comenzaba a cabalgarle en el pecho y olvidaba por un momento sus achaques, su vista cansada, su desdentada boca.

3 comentarios:

  1. Está claro a que tu lobo no le afecta el Alzheimer...

    Un beso

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  2. Este cuento es inmortal, por generaciones se seguirá contando.

    Besitos

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  3. Es una preciosa historia de amor al fin y al cabo. Un beso.

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