-Tanta cháchara, tanto parloteo –dijo el hombre
trajeado al que llamaban Presidente-, tanta información clasificada y tanto
secreto, nos hacen perder el tiempo.
-Sin embargo alimenta la imaginación de sus votantes,
ellos prefieren a aquellos que tienen o parecen tener secretos, que en
definitiva los guardan.
-Pero… ¡si allí no hay nada!, ¡nunca hubo nada! Fue un
bulo, una broma.
-Una tras otra, es cierto.
-Las que quieras, pero sólo humo.
-Humo que aporta turismo en la zona, hoteles,
restaurantes y tiendas de recuerdos. Humo que alimentó el ego de algunos de
nuestros militares, que los entretuvo, si quiere. En cambio, si dice la verdad,
el electorado quedará decepcionado y la zona en la que se encuentra se hundirá
económicamente.
-Entonces, ¿qué propone?
-Seguir como hasta ahora.
Poco después este hombre se levantaba de la silla en
la que había estado sentado, agotado, como siempre le ocurría cada vez que
debía de “dominar” a un humano usando sólo las palabras y sin entrar
descaradamente en su mente.
(microrrelato
publicado en el nº 132 de la Revista
Digital miNatura,
escrito como respuesta a su convocatoria sobre el tema: “Área 51”)