21 de diciembre de 2022

El revelo

Siempre recordaré cómo anticipaban su llegada los gritos de los niños, el modo en que los hombres se descubrían la cabeza mientras las mujeres se secaban las manos o estiraban el delantal. Impresionante. Después llegaba usted, con su séquito, repartiendo a partes iguales amenazas que querían parecer simples quejas, el recuento de los favores aún por pagar o una sonrisa si no tenía nada que decir. Todos le miraban pero yo, ¿nunca se dio cuenta?, yo le estudiaba; lo cierto es que nunca le temí, simplemente le he tenido envidia y ese ha sido el único deseo que ha guiado mis pasos: llegar a ser como usted. Unos pasos que han sido una copia fiel de los suyos. Una terrible falta de imaginación, he de admitirlo. Pero ¿no encuentra el paralelismo aún?, sí, creo que sí, en sus ojos he visto el destello de la comprensión, acaba de saber quién mató a su hijo y por qué; lamento que se entere ahora y de esta manera justo cuando mis manos empiezan a apretar su cuello, como creo que usted hizo en su día, sin darle tiempo a que ni una mísera lágrima resbale por sus mejillas.
 
(microrrelato inspirado en la imagen)

14 de diciembre de 2022

Encontrar el futuro

La bruja, de cientos de años y cubierta de verrugas, se encaprichó de Juanjo y este la rechazó. Fue así como todo nuestro pueblo cayó bajo el maleficio: tener los labios sellados y la imaginación muy despierta. Muchos no pudieron soportarlo.
Tiempo después llegó él, el hombre triste, afirmando que, aunque no era muy buen mago, creía poder invertir el hechizo, es decir, devolvernos el habla a cambio de no tener nada en la cabeza.
Tuvimos que elegir.
Algunos empezaron a hablar como periodistas, como políticos, como vecinas; yo opté por nuestro pasado y soy escritor.
 
(microrrelato escrito para esta propuesta, un encuentro en la Copa ENTC 2022)

7 de diciembre de 2022

Soltando lastre

Vivíamos en el país de las maravillas, repetía la televisión, pero esa insistencia era como una astilla en el zapato que no hiere pero molesta. Creía que el número de mensajes positivos había aumentado, sentía que las medicinas le atontaban más y habían limitado sus movimientos al máximo sin explicación ninguna. Eran conejos, estaban presos y todo indicaba que alguien había decidido que aquel lugar dejase de ser una confortable madriguera.
Anoche una llorosa Pili, su enfermera preferida, sin mirarle siquiera, le dio una PASTILLA para dormir, algo para lo que nunca tuvo problemas, y enseguida supo qué se le pedía.
 
(microrrelato escrito para esta propuesta, un encuentro en la Copa ENTC 2022)