31 de enero de 2012

Gótica

-En un espejo, la vi reflejada en un espejo.
-¿Insinúas que no es una de los nuestros?
Se hizo el silencio. Palidecieron. Cerraron la boca en un gesto serio. Y así, sin saberlo, se parecieron un poco más a ésa que podía comer ajo bajo la luz del sol.

(microrrelato finalista en la 31ª edición del concurso de microrrelatos en Bubok)

30 de enero de 2012

Las flores de la abuela



Candela juega en la arena. Con sus manos ha ido componiendo un collage, donde las piedras se han convertido en flores de pétalos blancos.
-Papi, ¿te gustan mis flores?
-Son preciosas, tesoro. Me recuerdan las que tenía tu abuela en el huerto cuando yo era pequeño.
-¿La abuela tenía flores como estas?
-Bueno, aquellas eran de colores: rojas, violetas, amarillas…
-¿Cómo las de los cuentos que leemos por la noche?
-Sí, como las de los cuentos. Pero esas olían muy bien y se inclinaban cuando corría el viento y las regábamos y con el tiempo se secaban y se caían, pero otros capullos nuevos volvían a salir…
-¿Y dónde están ahora esas flores?
El padre se queda mirando al suelo, se le hace un nudo en la garganta, se le escapa una lágrima y luego otra y otra…
-Papá, ¿por qué lloras? –y de repente exclama alborozada -. ¡Mira papá, donde caen tus lágrimas están saliendo unas hojitas verdes…!

Microrrelato escrito por Purificación Menaya
(http://purificacionmenaya.blogspot.com/)
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi
(http://www.dididibujos.blogspot.com/)

(Si tienes un microrrelato con temática ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar, ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y estás invitado. ¡Muchas gracias!)

28 de enero de 2012

Flower power

El soldado Henry, destinado en Afganistán para destruir campos de amapolas, volvió de la guerra totalmente desequilibrado. Subió a Facebook una foto con un ramo, se confesó ecologista y botánico.
            Lo confinaron, como no podía ser de otro modo, en Guantánamo.

(microrrelato con el que conseguí pasar la primera ronda de las Microjustas, el tema era: “Tema floral: Amapola”)

27 de enero de 2012

Pensando en verde


Palabreando y hablando de esto y lo otro, Eva le había dicho aquella frase: “El chiguito corito se escolingaba por el arambol”. Lo cierto es que aquellas palabras a él no le decían gran cosa, una cierta sonoridad quizás, algo así como una extrañeza si acaso, un “pues vale”; en cambio, mezclar Eva y palabrear en la misma frase, eso sí que tenía peligro, al menos para él.
    Se retrepó en su fantástico sillón de segunda mano, se encendió un cigarro de primera y entornó los ojos. “El chiguito (de nombre G.), queriendo quitarse ya la ropa, comenzó a escolingarse por el… por el borde del escote (ese inigualable arambol) de la seductora mujer, dejando que su imaginación se deslizase hacia su piel suave y cálida, pensando ya en cómo iba a… ”.
    -¿Me estás escuchando G.?      
    Él pestañeó, pareció despertarse, volvió confuso aún de su fantástico sueño.
    -Perdón, estaba pensando... Dime.
    -Que vuelvas. Si me mirases –añadió, apoyándose en la mesa con las dos manos- verías que hoy llevo un jersey de cuello alto.
    G. sonrió, aquella mujer parecía adivinarle. 

***

Esta entrada es una continuación de todas éstas:

Capítulo 1: “Hay un detective nuevo en la ciudad 

Capítulo 2: “Llámame Eva

25 de enero de 2012

El jugador



      Los dados pesan en mi mano y en ellos pongo una vez más todas mis esperanzas. Cuando caen sobre la mesa, parecen burlarse de nuevo de mí, jugando.
      Han sido demasiados meses llenos de batallas perdidas y hoy sólo son los usureros los que quieren acompañarme. Sin embargo el juego acabará cuando yo lo decida, tengo una carta más: el arma cuyo peso empiezo a sentir ahora. Sonrío, es un as y nadie puede ganarle.

(microrrelato escrito para la propuesta hecha en Triple C: Minificciones a partir de una imagen, mes de diciembre)

23 de enero de 2012

Ciervos


          Anoche nos perdimos en los Montes de Toledo, camino de un tanatorio. De pronto, tres cervatillos, asustados, saltaron a la carretera, huyendo de las luces y del ruido del coche. Sendas alambradas les impedían internase entre las retamas. Apagué las luces y el motor. La luna nos iluminaba. Dejaron de huir. Bajé el cristal de la ventanilla.
-¿Por favor, para ir a Robledo? -pregunté ante el asombro de mi mujer.
-Sigue todo recto y en el primer cruce gira a la derecha -me contestó el que parecía más decidido.
-Lamento no poder acompañarles en el sentimiento -me dijo el que estaba más apartado.
-Lo comprendo perfectamente, gracias -le contesté.
Arranqué el motor y lentamente continuamos el camino. Sara me preguntó que desde cuándo entendía el lenguaje de los ciervos.
-Desde aquel día que me invitaron a una cacería y rehusé.
-¿Y por qué ha dicho el mayor que no podía darnos el pésame?
-Tu tío era cazador..., pero, y tú, ¿desde cuándo les entiendes?

Microrrelato escrito por Ximens
(http://ximens-montesdetoledo.blogspot.com/)
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi
(http://www.dididibujos.blogspot.com/)

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22 de enero de 2012

Chantaje y castigo

           Tras algunos meses de noviazgo, él empezó con aquello de “si me quisieras de verdad me desearías como yo te deseo”, siguió con “yo te quiero y nos vamos a casar, ¿es que no confías en mí?” y acabó con una amenaza: “¿prefieres acaso que busque en otro sitio lo que no me quieres dar tú?”. El acoso fue terrible y ella finalmente cedió.
De vez en cuando ella sacaba el tema de la boda y él, o ponía excusas o le daba largas o se ofendía por su aparente falta de confianza. Hasta que ella se hartó, le dijo que estaba embarazada y se casaron por fin.
Han pasado algunos años desde entonces y aún no tienen hijos.

20 de enero de 2012

Pifostio

            Desorden, jaleo, lío.
            Yo, hay palabras, con las que no sé a qué atenerme. Ésta es una de ellas.
Como imagináis no está en el diccionario, sin embargo, sí la he encontrado en el Diccionario de Español Moderno (RAEM), un sitio que aún no sé si va en broma o en serio. Entre las palabras que he encontrado está “arambol” pero, justo al lado, podéis encontrar otras con las que os podéis echar unas risas.
Ejemplo: “¡Menudo pifostio montaron los chavales abriendo los regalos de los Reyes Mayos! ¡Hasta miedo daban!”.

(quizás quieras participar en todo esto, mira cómo)

18 de enero de 2012

Victoria

El carruaje paró con suavidad frente a su casa pero ella esperó a que el caballero que la acompañaba bajase para ayudarla. Cuando la pequeña puerta se abrió, extendió la delicada mano cubierta con guantes de encaje y se apoyó en él con suavidad.
Él la habló en un murmullo, la voz le temblaba, y ella le contestó mientras se ruborizaba:
–Estaré encantada en tomar el té mañana con usted en el campo del Oeste. Incluso –añadió–… creo que podríamos despedir a su cochero.
Él se inclinó ante ella visiblemente halagado y continuó:
–La recogeré a las cuatro, si me lo permite; cumpliré encantado con la sugerencia que me hace y que coincide con mi deseo.
Minutos después, perdido el ruido del carruaje en la noche, la joven dama se internaba en su habitación tras haber despedido a la criada. Se quitó el gran sombrero con cuidado descubriendo un interior cubierto de espejos. Se despojó de la falda y de la ajustada chaqueta, no sin esfuerzo se libró del incómodo e incomprensible polisón para colocarlo junto a la ventana y aflojó el corsé para estar más cómoda. A continuación, durante algunos minutos, se entretuvo situando el sombrero, el polisón y un camafeo en unas posiciones aparentemente muy concretas mirando de tanto en tanto a un punto del firmamento. Jugó con el collar de perlas, acarició las plumas que habían adornado sus cabellos, se abanicó con coquetería hasta que el camafeo pareció iluminarse desde dentro, lo que ella estaba esperando: “Mañana tendremos al humano”. Ése era el mensaje que tenía que trasmitir y el fin del trabajo de campo que le habían encomendado en este planeta y en este lugar del tiempo.

(microrrelato publicado en el nº 116 de la Revista Digital miNatura, escrito como respuesta a su convocatoria sobre el tema: “Steampunk”, ciencia ficción ambientada en Inglaterra durante la Era Victoriana) 

17 de enero de 2012

Grandes microrrelatos de 2011


La Internacional Microcuentista, con la ayuda de sus lectores, ha publicado una antología con los mejores microrrelatos del 2011 publicados en la red. Sinceramente dudo que todos estén, pero puede ser interesante e instructivo echar un vistazo.
Sorprendentemente un micro mío está dentro de esa antología: “El reencuentro”, el micro que más satisfacciones me está dando.

16 de enero de 2012

Tierra



¿Soportarías que cubriesen la mayor parte de tu piel de brea después de arrancarte tu hermoso vestido de colores? ¿Qué te pinchasen continuamente hasta desangrarte? No contestes. Conozco de antemano tu respuesta. A ella nunca le preguntan.

Microrrelato escrito por Montse Aguilera
(http://letrasparapasarunrato.blogspot.com/)
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi
(http://www.dididibujos.blogspot.com/)

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15 de enero de 2012

Un comentario poco afortunado

Totalmente seguro de que ella contestaría con un “¡cómo puedes pensar algo así!”, él no dudó en decir aquel “nunca me has querido, lo sé” sin pensar en las consecuencias.
          Sin embargo aquellas palabras aumentaron tanto su peso al contacto con el aire que los labios de la mujer permanecieron cerrados y secos, y ella entre atónita y dolida.
       Durante meses ni ella ni él volvieron a hablar de aquel tema. En cambio, permitieron que el silencio se instalase entre ellos y alimentase rencores y sospechas.
         No mucho después, ya sin esperar respuesta, él dijo “adiós” y ella se limitó a asentir con la cabeza.

13 de enero de 2012

Llámame Eva

Eran sus primeros días como detective y G. no tenía mucho trabajo, pero ella estaba allí para hacerle las mañanas más cortas.
           -Palabrear -dijo-, ¿no sabes qué es?
           Durante una mañana habían estado “palabreando”, ella insistía en llamarlo así; pero él sólo se acordaba de “Nueve semanas y media”. De hecho, un día después, seguía sin poder pensar en otra cosa.
           “Eva. La V es fácil, su escote. La A… “, intentó relajarse y hasta se puso un poco cursi, “la A minúscula, esa letra encierra toda su esencia y deja detrás de sí un rastro de perfume igual que hace ella, en cuanto a la E…”
           -¡Eva! ¿Puedes venir un momento?
        -Dime -dijo ella desde la puerta con un delicioso mohín de fastidio-, estoy ocupada.
           -Perdona. Cuando acabes, tranquila.
       De nuevo solo, siguió con sus pensamientos: “La E es su mano arañándome la espalda”, sonrió satisfecho por la ocurrencia, “cuando lo haga, claro”.
        -Eva -dijo en voz alta y se aovilló en la nube del sonido de esas dos sílabas, palabreando como un campeón por primera vez en su vida.

***

Esta entrada es una continuación de ésta:

Capítulo 1: “Hay un detective nuevo en la ciudad 

12 de enero de 2012

Hábitos

Tenía que conseguirlo. Era mucho dinero y un burdo chantaje, pero no podía consentir que aquel muchacho acabase de un plumazo con su carrera hacia el Vaticano.

(microrrelato finalista en la 30ª edición del concurso de Bubok)

10 de enero de 2012

Viviendo de la ilusión

           -El truco está en que la hagas reír –me dijo mi padre cuando yo apenas tenía siete años y sufría mi primer desengaño amoroso.
        Siguiendo su consejo, aprendí a caerme en mitad de la clase, a imitar a los profesores entre aspavientos, a contar chistes verdes como nadie, a hacer juegos de magia, a sacar conejos de la chistera,… Pero, ni siendo mago, logré que ella apareciese junto a mí.
          Casi una vida más tarde, el destino nos unió en la misma residencia de ancianos.
            -El mejor truco hubiese sido que, al menos, me hubieses mirado –dijo ella.

(microrrelato publicado en el 27 de Pseudònims, en esta ocasión la palabra clave era “truco”)

9 de enero de 2012

Maridaje


            Al mirar por el objetivo quiero captar la imagen del olivo añejo. Veo sobre el suelo arcilloso de secano la figura leñosa de un naranjo maduro a su lado; colmado del color de los frutos. Es una instantánea que estoy empeñada en conseguir a toda costa. Paso por este lugar casi todos los días. Estoy segura que ambos árboles llevan toda la vida juntos eso se nota. Sus sombras, se unen tímidamente al ras del suelo. Se entienden a la perfección, la naturaleza lo ha querido así después de tanto tiempo de ser vecinos.
        Saben el uno del otro casi todo. Es el maridaje perfecto de un paisaje cercano en la retina de los aldeanos. La casa que los alberga está flanqueada por muros de piedra que miran a levante. El olivo y el naranjo hacen cada día una reverencia al astro rey para que éste caliente la vieja vivienda.
         Ambos se miran y se hacen compañía. Dan frutos que alegran sus cuerpos enérgicos y disfrutan de las gotas de lluvia cuando caen lánguidas y pausadas, las pocas veces que la climatología lo considera. Uno produce oro líquido una vez al año y respira del otro los aromas del azahar, todas las primaveras. Todavía siguen en pie. Sin cuidados excesivos han sobrevivido a las tormentas frías del invierno y a las calimas de los veranos secos y áridos… Y siguen ahí. Yo cada vez que paso, los miro y los quiero.
Hoy, pude hacer la fotografía.

Tanto el microrrelato como las fotos son obra de Cabopá (http://aymaricarmen.blogspot.com/)

(Si tienes un microrrelato con temática ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar, ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y estás invitado. ¡Muchas gracias!)

7 de enero de 2012

El empujón

Una cosa quedó clara tras acabar la carrera: si quería ejercer como abogado, aparte de dominar la doctrina jurídica, tenía que acostumbrarme a hablar en público. De poco servía saber qué decir, si me movía como un pato por el estrado, empezaba a sudar o acababa tartamudeando; sin embargo, no sabía cómo resolver el problema que podía mandar al traste mi carrera antes incluso de haberla empezado. Fue entonces cuando recibí una conferencia desde el otro lado del océano: mi madre estaba amenazada de desahucio. Recuerdo ahora que una lágrima amenazó con recorrer mi mejilla pero que la rabia la cortó el paso. Aquel fue mi primer caso y, casi sin darme cuenta, solucioné mi problema mientras lo ganaba.

(microrrelato presentado sin éxito al IV Concurso de Microrrelatos sobre Abogados, mes de diciembre)

6 de enero de 2012

Pichicharra

          Deseo incontrolable de algo, afecto desmedido por alguien.
          Tenemos aquí una palabra que sólo he logrado encontrar en un sitio que se llama “Diccionario de voces y expresiones populares y rurales en la obra de Miguel Delibes”, en el que se hace referencia al Diccionario del Castellano Tradicional. ¡Toma ya!
         A mí me gusta por dos motivos diferentes: por su sonido (¿no es un híbrido de chicharra y carraca?) y por lo útil que puede llegar a ser usarla. Me explico. Cuando alguien dice que le ha dado la pichicharra por lo que sea, lo que dice implícitamente es que no atiende a razones, que no escucha, que no le cuenten rollos, que es una víctima de ese deseo irrefrenable que no sabe como gestionar y que con eso ya tiene bastante. Esto hace que sea una palabra genial para callar al otro de un modo eficaz, por eso me parece estupenda.
          Como he comentado no está en los diccionarios “oficiales” pero sí he comprobado que la gente de a pie la usa, lo cual está muy bien porque por un momento pensé que la única persona que la utiliza en mi familia se la había inventado.
         Ejemplo: “Le ha dado la pichicharra de poner una tasca, y ahí anda, buscando local y todo”.

(quizás quieras participar en todo esto, mira cómo)

3 de enero de 2012

Cuenta regresiva nº 2

49 — El porqué de las cosas
El propio sultán Shahriar propuso el título del libro que acababa de escribir Sherezade. “Las mil y una noches”, dijo entre bostezos, más que harto, esperando que ella pillase la indirecta y pusiese fin a la extraña costumbre que había adquirido: hablar sin parar hasta que él caía dormido.

48 — Un error garrafal 
El Ratoncito Pérez y la Ratita Presumida se conocieron en una fiesta. Él la encontró inalcanzable; ella pensó que él era vulgar. Se equivocó; si hubiese calculado los regalos que aquel Ratón dejaba a los niños, habría visto que era rico y generoso, justo lo que ella buscaba.

47 — Caprichosa es la fama
Había edificado aquella casa con sus manos. Había dado cobijo a sus hermanos cuando lo habían necesitado. Había sido buen vecino.
Sin embargo parecía que nunca lograría ser famoso por si mismo, que sólo bajo la marca “Los tres cerditos” pasaría a formar parte de la historia.

46 — La casita de chocolate 
Una vez que Hansel y Gretel acabaron con la malvada bruja, la casita de chocolate salió a subasta. Creo recordar que fueron los tres cerditos quienes la adquirieron pero, como nadie la ha vuelto a ver nunca, muy posiblemente sólo la compraron y se la comieron.

45 — Transfusión
El flautista de Hamelín vació la ciudad de ratones y de niños. Los ratones murieron ahogados pero… ¿qué ocurrió con los niños? La respuesta hay que buscarla en otro cuento, los llevó al País de Nunca Jamás, ¡los Niños Perdidos de Peter Pan son ellos!

44 — Rapunzel
La joven, harta de que tanto la bruja como su amando príncipe subiesen a la torre trepando por su pelo, lo vendió a un fabricante de pelucas y compró una escalera de mano.
Los Hermanos Grimm nunca quisieron hacer pública esta versión del cuento.

43 — La bella y la bestia
La Ratita Presumida, ya vieja, aún lamentaba haber dejado marchar al Ratoncito Pérez junto al que pudo haber sido famosa y feliz.
Y el dolor había hecho que pusiera título a esa oportunidad perdida: “La bella y la bestia”, decía entre lágrimas, rencorosa.

42 — No todo es mentira
La criada apartó de sus ojos el cuento que acababa de leer: “La Cenicienta”, mientras afirmaba enojada: “Las hadas madrinas no existen”.
No mucho después empezaba a limpiar una vieja lámpara, sin saber que de ella saldría un genio, otra invención absurda.

41 — Maquillaje
Cubierto de polvo y sediento, con la espalda machacada y el sudor recorriéndole el rostro, el príncipe encantador no parecía gran cosa. Por eso, antes de acercarse a la urna de la Bella Durmiente, contrató los servicios de un dibujante experto.

40 — ¡Hombres!
Durante un tiempo la relación entre Bella y Bestia funcionó sin fisuras; sin embargo, con el tiempo, a Bella empezaron a salirle algunas arrugas mientras que Bestia lograba disimularlas sin problemas.
¿Quieres saber qué pasó? Bestia huyó con una jovencita.

39 — Los tiempos cambian
El príncipe decidió que su esposa no sería ni la Bella Durmiente ni Blancanieves; optó por la Cenicienta, una princesa trabajadora y del siglo XXI, esperando que aquella decisión le proporcionase más votos entre los sindicalistas y las feministas.

38 — Hormonas
Por todos es sabido que Peter Pan no quería crecer, hasta que los Niños Perdidos lo hicieron, olvidaron jugar y comenzaron a salir con chicas. Sólo entonces empezó a pensar que quizás se perdía algo, a tener dudas. 

37 — Las napias del vecino             
Tenía una nariz, inconmensurable, definitiva. Gracias a ella le apodaron Pinocho y, aún hoy, siempre había algunos que le preguntaban riéndose en qué mentía.
Sin embargo él siempre supo la verdad: su padre sí que era mentira.

36 — Resaca
Apenas fue un instante. Creí ver al Conejo Blanco pasar a mi lado a la carrera, pero no le seguí; no estoy seguro de qué tomé anoche en la fiesta pero sé que no soy Alicia.

35 — Cuentos y más cuentos
El Rey Midas, aquél que convertía en oro lo que tocaba, no tiene nada que ver con la gallina de los huevos de oro. No era un cobarde como dicen algunos, eso es otro cuento.

34 — Toda una carrera
Durante su infancia leyó y vio “Blancanieves” infinidad de veces. Por eso le gustó descubrir, años más tarde, que Mudito había conseguido dar el salto al cine como Harpo, el de los hermanos Marx.

33 — Por mucho que el tiempo pase
Cada vez que entreveía la ajada caperucita roja moviéndose entre los árboles, su corazón comenzaba a cabalgarle en el pecho y olvidaba por un momento sus achaques, su vista cansada, su desdentada boca.

32 — La esquiva rana
Con el tiempo la rana que era un príncipe encantado desarrolló gustos extraños. Y lo que es más importante, logró que ninguna de aquellas feas y babosas princesas le diese un beso.

31 — Volar como sea
Peter Pan les dijo: “Campanilla os ayudará. Basta con que os eche un poco de polvo mágico para que podáis volar”.
Y así fue. Era un polvo blanco, para más señas.

30 — Falta personal
Los tornados en Estados Unidos ocurren porque, desde que el mago de Oz se fue con Dorothy, su puesto sigue vacante y el país está a merced de las brujas.

29 — Esto es gloria
La Bella Durmiente hablaba sin parar, por eso el castigo fue dormirla.
Y cuando se calló, los miembros de la corte empezaron por recuperar las horas de sueño perdidas.

28 — Delito urbanístico
Oz es el único país en que los senderos no son de tierra, son de baldosas amarillas. Y es que alguien “untó” al mago, no fue otra cosa.

27 — Cuestión de gustos
La madrastra de Blancanieves le ponía los cuernos al rey, no con un paje o un caballero, a ella quien le gustaba de verdad era el espejo.

26 — Prensa rosa
-¿Qué desean comer los señores?
-Perdices -contestaron a un tiempo os príncipes, queriendo de este modo poner fin a las absurdas habladurías sobre sus reales desavenencias.

25 — Estrecheces
El genio sólo podía conceder tres deseos. Sin embargo, el verdadero problema era salir de la estrecha lámpara sin gastarlos y por sus propios medios.

24 — Fiebre del sábado noche
Garbancito asomó la cabeza al puchero en el que el cocido se hacía. Pensó: “¡Vaya fiesta!” Y sin apenas pensarlo, se tiró de cabeza.

23 — Pirómana
Antes de que las cerillas se acabasen, la vendedora de fósforos decidió hacer un fuego y calentarse.
Los bomberos llegaron tarde de nuevo.

22 — La princesa y… ¿el guisante?
Le prepararon una cama con veinte colchones y ella, que padecía vértigo, evidentemente no pudo dormir.
Nunca entendió la historia del guisante.

21 — La princesa del guisante
No pudo dormir por culpa del guisante. Lo cierto es que todo la molestaba.
Incluso el príncipe jamás pudo tocarla, nunca.

20 — Le faltaba algo
Durante las largas tardes de invierno, la hormiga sólo echó de menos una cosa: las canciones idiotas de la cigarra.

19 — Papá Noel
Como cada Navidad, el lobo se acercó a la casa de Caperucita y le pidió prestado el traje rojo.

18 — Beso y sexo
El príncipe la besó y la Bella Durmiente, pícara y más encantada que nunca, siguió haciéndose la dormida.

17 — La barbacoa
-Sabía yo que Bambi, el llorón, tenía que estar bueno -dijo el desagradable ogro chupándose los dedos.

16 — Histeria
Después de “aquello”, Ali Baba empezó a cambiar la contraseña de su cueva cada doce horas.

15 — En frascos pequeños
La Sirenita creó un perfume que no tuvo demasiado éxito. ¿Su nombre? “Ô de Sardinas”.

14 — Una interminable búsqueda
Pulgarcita nunca quiso creer que “Los viajes de Gulliver” eran ciencia ficción, sólo eso.

13 — Los músicos de Bremen
No lograron nunca que uno de sus discos escalase las listas de superventas.

12 — Obsesión lobuna
Capaz de todo por estar a solas en la cama con Caperucita.

11 — El maravilloso traje
Desde aquel día, no era extraño ver al emperador paseando desnudo.   

10 — Náuseas
Hansel y Gretel no volvieron a probar el chocolate, nunca.

9 — Campanilla
La pequeña hada no era recargable, iba a pilas.

8 — ¿Alguien los contó?
¿Los siete enanitos eran siete? ¿O es cuento?

7 — El timo
-¿Habichuelas mágicas?
-Sí, eso me han dicho.

6 — Visionario
Barba Azul era punk, sin saberlo.

5 — ¿James Bond?
-No, Miedo, Juan sin Miedo.

4 — Un título alternativo para un cuento clásico
Un “trío” de cerditos.

3 — El país de nunca jamás
-Nunca jamás… ¿qué?

2 — Descubriendo a Ricitos de Oro
-¡Papá, mamá!

1 — Al paso del patito feo
-¡Guapo!

0 — ¿Estaba buena la manzana, Blancanieves?
“…………………………………”

(cuenta regresiva formada con los micros de la “Lluvia de cuentos” con las que este blog celebró su primer cumpleaños)

2 de enero de 2012

Luto



            Desde que sólo existen flores en los cráteres de la luna, cada noche al acostarme, creo respirar su aroma. No estoy segura porque hace ya tanto tiempo que dejaron de adornar nuestro planeta que a lo mejor me estoy equivocando, no sería la primera vez. Ya hace algún tiempo creí que el sol estaba de luto. Cubierto por la sempiterna nube de gases, parecía que se había puesto un velo, como las viudas del pueblo cuando fallecen sus esposos, ante la inminente muerte de nuestro planeta.

Microrrelato escrito por Paloma Hidalgo (http://unlibroesunjardindebolsillo.blogspot.com/)
Ilustración hecha por Sara Lew

(Si tienes un microrrelato con temática ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar, ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y estás invitado. ¡Muchas gracias!)

1 de enero de 2012

Vida nueva o algo

        Me desperté desconcertada, desorientada, sin saber; por eso me metí en Internet, para buscarme. Y me encontré, pero enseguida vi que me había muerto: había un epitafio.
            Pensé que sería por algo que comí en Nochebuena (se comen tantas cosas) y que por eso tuve tiempo de escribir unas palabras (y qué bien escritas).
            Seguí pensando (cuando me pongo…). Si había muerto y ahora estaba viva… ¡acababa de resucitar! ¿No es increíble? ¿Seré Dios, seré la Virgen? Descarté las dos opciones por diferentes motivos, no merece la pena que me extienda en esto. Fui a mirarme en un espejo. Lo dicho, ¡era yo!, y con mi mismo  aspecto pálido de siempre (hay que j…).
              Seguí pensando: ¿y qué día será?, ¿cuánto habré estado muerta?
            Encendí la tele (los resucitados se pasan el día pulsando botones, observé). El telediario no era lo mejor pero serviría. Escuché y juré en hebreo (como antes). ¡Mierda!, era uno de enero, estaba escuchando las subidas de precios y los recortes que se iban a aplicar inmediatamente, y lo que es peor: ¡me había perdido el concierto de Año Nuevo con el que superaba la resaca de Nochevieja!
            Un momento, ¿resaca?, ¿pero no me había muerto?
            Desde esta mañana, resacosa o resucitada, aquí estoy, todavía no sé si lista para esta repetida vida nueva.
            Ah, perdón por los enlaces, tengo que reaprenderlo todo o no me acuerdo de nada. No sé...

(respuesta a una propuesta hecha por Elena Casero, leída desde el más allá y que me resucitó evidentemente)