Esperando
que más pronto que tarde dejes de llorar por él, me hago cargo de los niños y
de la casa, intento estar a tu lado por si necesitas un abrazo, dejo que
vuelques en mí el dolor, quizás el desahogo, tus palabras. Y mientras te
recuperas y la tristeza empieza a ceder, crece en mi interior un rencor
inmenso.
Voy
a dejar que vuelvas a ser la que eras, la mujer con la construí una vida y una
casa, la madre de mis hijos; y, cuando vuelvas a estar a mi lado, con toda la
fuerza que tenga a mi alcance, te daré la patada, te expulsaré de mi vida de la
forma más dolorosa que tenga a mano.
Aún
no te has dado cuenta, aún sigues llorando, pero han pasado cosas que
acarrearán consecuencias muy malas: has perdido mi amor, te ha dejado ese
amante que creíste encontrar lejos de esta casa y tienes un enemigo en tu cama
que solo espera el momento más adecuado para ejercer su venganza.