Veinte años de romance clandestino se esconden en esta habitación, ¿lo has pensado? Muchos matrimonios no aguantan tanto. Hemos visto cómo nuestros cuerpos iban cediendo en los contornos mientras nos manteníamos firmes en vernos durante algunas horas a la semana. Para mí, y lo sabes, este tiempo contigo me ha permitido soportar mi vida, el matrimonio fallido, los chicos malcriados, el mal genio del suegro y poder permanecer bajo sus órdenes con la cabeza gacha hasta que se muriese y pudiéramos heredarle. ¿Sabes, mi amor? La semana pasada le enterramos y ahora estoy dispuesto a hacer lo que quiera que decidamos; por mi parte he de confesar, y no me lo esperaba, que tengo miedo de que la vida que late fuera venga a contaminar, de la manera que sea, un solo segundo de los veinte años de jueves que aún espero pasar a tu lado.
