31 de mayo de 2023

Poema elástico II

Duele
la sequía,
tus besos tan secos,
esas caricias tan yermas
que desde hace años no son lo que eran.
Ha llegado el tiempo de alejarme,
de tomar la iniciativa,
te miro otra vez,
y, ¡sorpresa!,
lloras.
 
(poema que se estira y encoge, elástico, con el conteo del número de sílabas en los versos: 2, 4, 6, 8, 10, 10, 8, 6, 4 y 2)

24 de mayo de 2023

Poema elástico I

Luz
de mis ojos,
motor y latido,
centro de toda mi vida;
cuando el día acaba,
con la noche,
luna.
 
(poema que se estira y encoge, elástico, con el conteo del número de sílabas en los versos: 2, 4, 6, 8, 6, 4 y 2)

17 de mayo de 2023

Siempre sí

Darme una vuelta con él, o dos o lo que fuera, pero con él. Por eso le sigo diciendo que sí, porque siempre ha querido decírselo y porque, proponga lo que proponga, se lo seguiré diciendo. Sé que se me nota en la cara, esa que él solo dice que es bonita justo antes de pedirme cualquier cosa.
Me ha calado bien, es obvio, tampoco era tan difícil, pero yo no soy tonta. Los ojos de carnero no puede quitármelos, se me ponen así en cuanto se posan en él; tampoco puedo decirle que no, a nada, nunca; pero siempre puede mirarle y mirarle, perseguirle, acosarle, decirle que sí a todas horas, hasta que llegue a proponerme lo que quiero que me diga: que no quiere volver a verme, que no me aguanta, que necesita poner tierra de por medio, respirar; a lo que yo le diré lo que único que sé decirle, que sí, que lo que quiera, mirándolo como lo he mirado siempre, pero felicitándome ya por haber logrado poner en su boca justo lo que necesito y hace falta.

10 de mayo de 2023

La minúscula cuerda floja

Brevilla, revista de minificción, reúne un impresionante número de minificciones en torno al circo en una antología que hay que leer.
Yo, por suerte, me sumo a ella con "Más difícil todavía".
Para leer, disfrutar o descargarse la antología solo en preciso pinchar... justo aquí.
 

            Excelentes noticias.

3 de mayo de 2023

Treinta y uno

Su padre era un tal José Luis, acababa de decir el desconocido en el bar del pueblo, alto y claro. Curiosamente y con ese nombre tan normal aquí no hay casi nadie; es por eso que me llaman el hijo de la Pija, porque mi madre se quiso hacer la interesante y se empeñó en ponerme ese nombre compuesto tan común y, a la vez, tan extraño.
Miro de reojo al muchacho, por la edad que aparenta bien podría ser lo que dice ser, pero callo. Frente a mí Exuperio, mi pareja de mus, me guiña un ojo y sé que no tiene nada que ver con el extraño que ya se marcha, ese hombre que ahora todos sabemos que es mi hijo pero que casi hemos olvidado.