-Es la princesa que habita tus sueños la que ahora te habla.
Y frente al espejo, la mujer ahoga un grito llevándose la mano a los labios.
-¿Te acuerdas?
Sí, claro. Es su amiga invisible, la que había desaparecido cuando creyó enamorarse del hombre que ya empieza a aporrear la puerta.
-¿Se puede saber qué haces?
La mujer, asustada, teme que él entre en el pequeño baño y logre, como ya hizo antes, que todos sus sueños desaparezcan.
-No temas, él nunca podrá verme.
Antes de abrir la puerta la mujer mira de nuevo hacia el espejo, dibuja una sonrisa infantil en el rostro y añade, justo al final, una mirada delirante que tiñe a la imagen de espanto y hace que la joven ahogue, también ella, un grito.
(microrrelato presentado al Concurso ImaginArte Minificciones en Cadena)
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Microrrelato que, tras ser tallereado por Mónica Brasca, adopta la siguiente versión final:
Una vieja
amistad (tallereado)
—Es
la princesa que habita tus sueños la que ahora te habla.
Y
frente al espejo, la mujer ahoga un grito llevándose la mano a los labios.
—¿Te
acuerdas?
Sí,
claro que la recuerda. Es su amiga invisible, la que había desaparecido cuando
creyó enamorarse del hombre que ya empieza a aporrear la puerta.
La
mujer, asustada, teme que él entre en el pequeño baño y logre, como ya hizo
antes, que todos sus sueños desaparezcan.
—No
temas, él nunca podrá verme.
Antes
de abrir la puerta, la mujer mira de nuevo hacia el espejo, dibuja una sonrisa
infantil en el rostro y añade, justo al final, una mirada delirante que tiñe a
la imagen de espanto y hace que la eterna amiga ahogue, también ella, un grito.