24 de septiembre de 2025

Una vez al año

Llegaron los paquetes con disfraces para la convención de anime: antifaces, botas de tacón y trajes de peluche. La rutina se desvaneció y el departamento de marketing reunido en la sala de juntas se sumergió en una amalgama de piel y látex sin distinción entre jefes y empleados, mezclando personajes e historias de manga, fluidos y caricias, diálogos aprendidos de memoria, curiosas propuestas o gemidos llegado el caso. Siempre ocurría así, y cuando regresaban a sus puestos, con la peluca despeinada y el maquillaje borrado, sonreían exultantes por ese deseo que les unía y por disfrutar: ser un dibujo animado con caprichos adultos.
 
(texto para esta propuesta de ENTC, escrito a medias con Belén Sáenz; juntas éramos Las Canículas)

17 de septiembre de 2025

No hay dos sin… Inocencio

Empezó como una inocentada en la comida navideña de la residencia. Colgamos un monigote de papel en la espalda de Paco y, cuando salió sonriendo del baño con una guapísima auxiliar y sin andador, nos contó que sentía un superpoder erótico increíble y no quería viagra. Desde entonces a Inocencio, así hemos bautizado a nuestro amiguito, nos lo cedemos por turnos los sábados… sabadetes. Celadoras, residentes y hasta la directora han gozado de nuestra virilidad revitalizada. Vale, es poco sexy hacerlo con camiseta interior, pero sujetarlo con un imperdible es sagrado; tanto como evitar el cigarrito de después e impedir que se chamusque.
 
(texto para esta propuesta de ENTC, escrito a medias con Belén Sáenz; juntas éramos Las Canículas)

10 de septiembre de 2025

El cinéfilo

Me llamaste desde el baño y supe qué querías por la voz pero, en vez de un juguete erótico, encontré barro de alfarería. «Hoy nos lo montamos como en Ghost», dijiste, y haciendo la cucharita nos sentamos en el suelo. Dos horas después, los pegotes marrones nos rodeaban mezclados con otras sustancias pringosas. «¿Tenemos mantequilla?», preguntaste. «Tenemos, Marlon Brando, pero antes del tango en París… nos pegamos una ducha?».
 
(texto para esta propuesta de ENTC, escrito a medias con Belén Sáenz; juntas éramos Las Canículas)

3 de septiembre de 2025

Benidorm 1974

Dejé plantada a Maruchi en el altar, pero no quise perderme la luna de miel. Desde el balcón del hotel divisaba un paisaje glorioso: prietos culitos suecos, turgentes pechugas inglesas y muslámenes de francesitas presos de bikinis mínimos. Llamaron a la puerta ―yo con la bragueta a punto de estallar― y por un momento soñé que se rendiría ante mi estandarte ibérico alguna cariñosa forastera. Ahí estaba mi suegro, escopeta al hombro, que me tuvo retenido en el baño hasta que constató que había arriado a mano mi enhiesto pendón y, usando el maltrecho mástil y una toalla, ondeaba la bandera blanca.
 
(texto para esta propuesta de ENTC, escrito a medias con Belén Sáenz; juntas éramos Las Canículas)