A
la muerte de padre, descubrimos que POR ENCIMA DE NUESTRAS vidas sobrevolaba un
mundo lleno de imaginación y que, aunque no éramos él, teníamos una cierta
capacidad para soñar, habilidad que habían perdido tanto los personajes de los
cuentos como las personas. Durante un tiempo, con papel y boli y escaso éxito,
nos apostamos en plazas y mercados dispuestos a fantasear para cualquiera por
un módico precio. Más tarde, tras haberlo triplicado y con una agresiva campaña
de publicidad que ponía el acento en que, si bien la imaginación no era para
todos, los cuentos que generaba eran un producto que diferenciaba a cualquier
que los poseyera, las pequeñas cabezas con grandes fortunas empezaron a hacer
cola a nuestra puerta. Y hoy, día en que nace la fundación para contarlos a
aquellos que no pueden pagarlos y más los necesitaban, justo hoy, hemos
avistado una bruja.
(microrrelato escrito celebrar el
décimo cumpleaños de Esta
noche te cuento y que responde a la
propuesta que se encontrará en este enlace)