Se fijó en ella en los pasillos de la universidad y
averiguó sin mayores problemas, como tantas otras veces había hecho, su nombre
y el número de teléfono de su casa.
Después, como siempre, empezó con
las llamadas insistentes o hechas a deshora, unas veces obscenas y otras
inundadas de amenazas, en ocasiones simples silencios..., sólo eso y esperar.
Pasados unos meses, pudo comprobar
que no se había equivocado, más delgada y con ojeras estaba mucho más
atractiva.
Sonrió, pronto lograría que cayese enferma, como lo
estaba él.
Qué venganza más horrorosa y qué bien lo cuentas.
ResponderEliminarBesicos muchos
Qué venganza más horrorosa y qué bien lo cuentas.
ResponderEliminarBesicos muchos
Buuuuff.
ResponderEliminarCabronazo. Enfermo pero del todo.
Muy bueno Luisa
Besos
Buuuuff.
ResponderEliminarCabronazo. Enfermo pero del todo.
Muy bueno Luisa
Besos
Jope! Que desolador pero que real! Un buen escrito para un asunto muy feo, el acoso.
ResponderEliminarBesos.
Lo peor es que hay gente así.
ResponderEliminarUn enfermo dañino y reincidente. Inquietante y buen relato, Luisa
ResponderEliminarUn abrazo