He vivido tan rápido que veo venir el disparo que
acabará con mi vida, el instante en que el odio se materializa y un plan
largamente elaborado llega a su fin. Muchos pensaran que soy joven para morir;
sin embargo, estoy agradecido por esta muerte que viene hacia mí como en cámara
lenta. Me bastaría un movimiento para parar los pies a estos torpes que ahora
van a ejecutarme; sin embargo, me quedo quieto. Ellos no saben y no sabrán
nunca que el pelo empezó ya a caérseme, que el tumor que crece en mi pecho
apenas deja espacio para el aire, que antes de que ellos llegasen yo había
escuchado mi sentencia de muerte. A ellos les entrego mi herencia, la guerra en
la que sólo fui soldado, en la que yo tenía un precio, que hoy me cansa y que
nunca fue mía, entre bandas y hermanos, con esos derramamientos de sangre que
tanto les gustan. Yo sólo les entretendré un momento. Giro levemente la cabeza.
Les ofrezco mi sien. Espero.
Bueno Luisa certero y tremendo este personaje me gusta felicidades
ResponderEliminarLástima que este personaje este frente a una muerte sin remedio, parecía prometer.
ResponderEliminarCuando se vive tan rápido todo puede llegar igual de deprisa, el cansancio y el final. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Toda una vida turbulenta, contada en muy pocas palabras. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias a todos, por las visitas y los comentarios. Muchas gracias
ResponderEliminarMe gusta.
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