El
policía entró en la casa en la que se había cometido el crimen, era un afamado
experto; solo él podía encontrar una colilla oculta por una cortina, sólo él
podía señalar el pomo de la puerta y esperar que se hallasen huellas, sólo él
podía recorrer la casa y contar todo lo que había pasado allí, punto por punto.
Todos lo miraban, le escuchaban en
silencio, atentos y sorprendidos, absortos e incrédulos.
Una vez acabada la reconstrucción de
los hechos, le arrestaron dándole las gracias por haberles llevado de prueba en
prueba de un modo tan eficaz y eficiente, evitando de este modo hacerles perder
el tiempo.
El criminal, descubierto y atrapado por si mismo, esto es eficiencia.
ResponderEliminarBesos.
El ego le pudo, la coartada que creía perfecta resultó un fracaso.
ResponderEliminarOriginal como siempre, Luisa.
Un abrazo