La COLA DE LAS PASTILLAS AZULES era el
lugar y el momento más divertido de todo el día en la residencia. Siempre había
alguien dispuesto a hacer un chiste verde o a reírlo, tuviese gracia o no, pero
a él lo que en realidad le gustó es que se pusiera roja. Iba vestida de azul
marino, o añil como prefería decir ella, y estaba preciosa.
Al día siguiente, tras comprobar que
no podía de ninguna manera quitársela de la cabeza, esperó al momento de hacer
la fila y, en vez de darle un ramo de violetas como hubiese preferido, le
regaló un puñadito de hojas naranjas y amarillas que el otoño había dejado en
el jardín; se dio cuenta entonces que ella había llorado y también, que después
de darle las gracias, le sonreía.
(microrrelato escrito celebrar el
décimo cumpleaños de Esta noche te
cuento
y que responde a la propuesta que se encontrará en este enlace)
Qué tierno, Luisa!!
ResponderEliminarBesicos muchos.