Mirándose en el espejo decidió que tenía que
arreglarse las cejas y la barba; al hacer un amago de sonrisa seductora,
incluyó en la lista el pedir hora en el dentista. Se separó un poco y vio lo
que se temía, aquellos kilos de más que en los últimos meses se habían alojado
en torno a su cintura; generando un problema grave en su armario, lleno de ropa
en la que ya no cabía. Amplió aún más la mirada, incluyó la habitación en la
que dormía, las derramas de la comunidad, el ruido de los bares del barrio
colándose por su ventana a todas horas, la ciudad en la que había acabado
buscándose la vida. Ay, la vida, acabó mirando su vida; eso sí que tenía que
arreglarlo pero no estaba seguro de cómo, fue entonces cuando sus ojos cayeron
sobre el paquete recién comprado de cuchillas.
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