El
lector descubrió que uno de los protagonista moría en la página 32, demasiado
pronto según su opinión, y, disgustado, cerró con fuerza el libro como dando un
portazo. Fue entonces cuando el golpe reanimó al personaje en cuestión
abriendo, sólo en este libro, inimaginables líneas argumentales.
Qué buena idea, Luisa. Da para más. El principio de un relato largo... con esas líneas argumentales.
ResponderEliminarGracias, guapa; pero me temo que no soy la persona adecuada para contarlas todas, mucho trabajo parece.
ResponderEliminarUn beso
Un simple suceso puede ser la llave que abra muchas posibles historias. Siento no estar de acuerdo con tu comentario anterior. Sí que eres una persona adecuada para contar lo que haga falta.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Eres muy amable, Ángel, pero no acabas de convencerme. Yo, para mí, que las innumerables líneas argumentales se van a quedar sin ser contadas.
ResponderEliminarGracias
El recurrente tema de qué pasa en los libros cuando están cerrados. Bonita aportación.
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