Muchos
creyeron que fue mala pata encontrarme aquella tarde con él, siendo tan
pequeña. Sin embargo, ahora, casi veinte años después, casada y con hijos, mi
imaginación resplandece y se esponja con el recuerdo de aquel día, de aquella
tarde.
Encuentro
la caja, la caperuza roja y, en un santiamén, me asalta la imagen de mi
travieso y travestido lobo, a punto de posar sus labios en mi piel para
hincarme el diente, para al final no hacerlo.
No,
la historia que contamos y que quisimos que transcendiese no es la que yo recuerdo.
(microrrelato seleccionado por la
editorial El Libro Feroz en el concurso “100 instantes en un santiamén” para
formar parte de una antología, antología que ya está a la venta en este enlace)
Es muy bonito Luisa, enhorabuena y felicidades.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Nunca podré agradecer lo suficientes tus visitas y tus palabras. Gracias y un beso
ResponderEliminarEstá muy bien.
ResponderEliminar:)