Con esa exactitud tan
característica de la ciencia y tu peculiar modo de hablar, me dijiste que
habías calculado que yo era la dueña de tu corazón en un tanto por ciento muy
elevado. Recuerdo que sonreí, que encontré encantadora tu ocurrencia de fundir
amor y matemáticas en la misma frase.
Sin embargo, ahora, te veo
frente a mí hablando del cálculo de errores o quizás de errores en el cálculo
y, aunque no entiendo nada, me hiere que intentes esconder detrás de números lo
que solo puedo ver como un fracaso.
Las estadísticas son frías. Los hechos, palpables.
ResponderEliminarTus relatos siempre vienen acompañados de buenas reflexiones.
Un abrazo, Luisa