-¡Dispara!
Ante él había una familia más, una de tantas.
-¿A qué estás esperando?
Al jefe no le gustaban los que dudaban, solía acabar con ellos rápidamente.
-¿Quieres que te meta un tiro en las costillas, enano?
Le hablaba ahora en un susurro, a pocos centímetros de la cara, escupiéndole el desprecio. Sin embargo él, ahíto de sangre, seguía sin decidirse.
Al cabo de unos segundos, sonó el primer disparo de otros muchos.
Cuando el destacamento se alejó, dejó detrás de sí una familia y un niño que hacía mucho tiempo había dejado de serlo.
(microrrelato presentado sin éxito a la XVI Edición del Concurso de Microrrelatos en Bubok)
Está muy bien escrito y expresado pero es horrible. Me gusta y no me gusta.
ResponderEliminarSí, creo que es para no gustar.
ResponderEliminarDe modo que.... me alegro que de algún modo no te guste, es decir, que no te quedes indiferente ante lo que cuenta.
Un beso.
Es un micro de los que más que huella dejan socavón, es tremendo. Lo diriges con acierto hasta un desenlace que no por imaginado deja de ser impactante. Lástima que no lo seleccionaran.
ResponderEliminarUn abrazo
Esas infancias robadas me ponen los pelos de punta!
ResponderEliminarAbrazos
Enviaste un gran micro al concurso, Luisa, y es lo único que cuenta.
ResponderEliminarPor el micro, por el texto, te doy mi enhorabuena!
Besos
Durísimo, mucho. Impactante por lo cercano a la realidad.
ResponderEliminarAbrazos emocionados.
Un relato duro, pero tiene mucho significado detrás y está muy bien ambientado, metes al lector en el escenario.
ResponderEliminar"Escupiéndole el desprecio". Ahí hay invención literaria, metáfora visual, hermosura.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ