Había
comenzado a pensar que su inspiración estaba tocando fondo.
“Dos
microrrelatos a la semana, durante más de veinte años, son muchas historias
para cualquiera”, se decía a modo de justificación; al tiempo que oía como le
decían las tonterías de siempre: “No te abandones, tienes la rutina de crear,
no puedes dejarlo ahora”. “Muchas veces antes sentiste que las ideas te
abandonaban y mírate”. “La vida te inspirará como lo ha hecho siempre, sólo has
de abrir los ojos”. “La imaginación no se agota, los cuentos seguirán
fluyendo”. “Coge la hoja o ponte ante el ordenador. No seas perezoso”.
Poco
después las voces que habitaban en su cabeza callaron de repente, decepcionadas
y perplejas a un tiempo. Acaba de coger un microrrelato que ya había publicado
en su blog hacia algunos años y lo estaba editando como nuevo.
Si tiene calidad, por qué no. Está bien actualizar lo que ha quedado atrás, vaya usted a saber por qué.
ResponderEliminarUna reflexión con la que nos podemos identificar muchos
Un abrazo, Luisa
De modo que... según y cómo, se puede actualizar, revisar, versonear; bueno es saber que... no es tan malo como parece a simple vista.
ResponderEliminarGracias!!
Muchos años como para saber de cuando son los mucros :)
ResponderEliminarBesos.