-Vuelvo a estar soltero –dijo su voz al
otro lado del auricular.
-Eso no tiene por qué ser un problema.
-Lo es para mí.
-Pues soluciónalo.
-Eso es justo lo que hago: te estoy
llamando.
Era la sexta vez que vivíamos una
conversación parecida a ésta y ya sabía que negarme a ayudarle sólo complicaba
las cosas.
-Me ocupo ahora.
Poco después llamaba al teléfono de
siempre para contratar una nueva chica, alguien que hiciese de novia durante
algún tiempo. No se negaron porque pagamos bien, pero ya se están empezando a
cansar de que desaparezcan.
Sí, muy poderoso.
ResponderEliminarSaludos.
El dinero todo lo puede y todo lo tapa, pero al final, tanta desaparición va a ser un problema.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Tanta desaparición... todos estamos un poco ciegos, cuando queremos.
ResponderEliminarGracias, chicos, dentro de poco echo el cierre por vacaciones, o casi, ya veremos.