21 de junio de 2017

Bodas de oro


He descubierto, mi amor, que cuando ya me sabía tu cuerpo de memoria éste ha empezado a cambiar obligándome a redescubrirlo. Encuentro ahora en él nuevas arrugas y mis dedos pugnan por explorarlas ansiosos. Tú hablas con cierto temor de los estragos que el tiempo está haciendo en él; y yo encuentro que cada uno de esos cambios tengo que disfrutarlos, saborearlos y hacerlos míos, como he hecho siempre.
¿No lo ves como yo lo veo? La edad también me ha cambiado a mí: he dejado de tener prisa, veo más bien poco y he perdido incluso algunos dientes; ahora, más que nunca, estoy preparado para amarte despacio, de cerca y suavemente.
¿No lo ves? Tú y yo seguimos juntos y cada uno de nosotros tiene el cuerpo que el otro quiere disfrutar y se merece.

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