29 de septiembre de 2017

Una operación inútil

Recién salida de la ducha, al secarse, descubrió que la piel se le estaba arrugando a la altura de los hombros.
Poco después tiraba con suavidad de algunos jirones y con un gesto casi infantil los iba dejando en el lavabo.
Supo que no podría parar y siguió desprendiendo superficies de piel, cada vez más gruesas, cada vez más grandes, haciéndose cosquillas mientras se las quitaba.
Al cabo de un tiempo indeterminado en el que no perdió la sonrisa, fue consciente de la cantidad de pellejo acumulado. Levantó los ojos y se miró en el espejo, la mujer que había salido de la ducha era ahora un hombre con sus mismos ojos, un hombre que descubría que la operación de cambio de sexo que le habían hecho no había valido para nada y que lamentablemente, otra vez, era aquello que odiaba.

4 comentarios:

  1. Qué bien descrito hasta llegar al final Luisa, me ha encantado!
    Besicos muchos.

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  2. La verdadera naturaleza siempre sale a flote, por muchas capas artificiales que se le pongan encima.
    Muy original, Luisa. Un abrazo

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  3. Hablando de mala praxis médica...

    Todos somos, en parte, eso que odiamos, aunque nos neguemos a aceptarlo.

    Saludos,

    J.

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