Eso me hizo pensar, elucubrar, y
hoy, no sin miedo, estoy dispuesto a arriesgar el árbol. Lo cambiaré de tiesto,
cubriré sus raíces con tierra arcillosa y las anegaré, hasta tener una buena
cantidad de barro. Por lo que he leído, no hace falta mucho más para que, de
una mezcla de agua y tierra, salga un ser humano.
(microrrelato
incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)
Ohhh, jugando a ser el Creador!! Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Por supuesto, qué menos!!!
ResponderEliminarSi los pájaros diminutos fueron posibles, no hay motivo para no pensar que los humanos también.
ResponderEliminarMuy original, Luisa
Un abrazo