¿Me
oyes?, con esas dos palabras madre acababa siempre cualquier cosa que decía,
supongo que por eso la dejé de escuchar, algo que lamento ahora. Seguro que
alguna vez me dijo cómo se quitaban las manchas de sangre, pero no me acuerdo;
y tampoco le voy a preguntar a ese cuerpo que estorba en mi cocina, ese que ya
no me volverá a molestar.
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