4 de septiembre de 2019

Sin salida


No tenía ni blanca. Se pasaba las noches en blanco pensando en cómo solucionar su problema. ¿Qué podía hacer?, ¿apostarse en las esquinas y robar a los transeúntes con un arma blanca en la mano?, solo de pensarlo empezaba a temblar; ¿dedicarse a la trata de blancas?, imposible, él nunca podría olvidar que son princesas. Daba igual que fuese un hacha en el tiro al blanco, que lo era, nunca seguiría esas sendas.
Tenía claro que lo que valía para algunos no valía para él, que era un mirlo blanco, una rareza. Solo se parecía a la gente de su barrio en el blanco de los ojos, por todo lo demás siempre sería un problema el color de su piel, tan negra.

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