en
esta arena azul
huellas
oscuras;
y
en el recuerdo
tristeza
y dolor largos,
remordimientos.
Desde
la nave
fui
testigo del fin.
Caras
de miedo,
gritos
y voces
que
simule no oír,
los
labios secos.
Y
despegué,
dejando
atrás a aquellos
que
dije amar,
tan
aterrado,
cobarde,
mudo y sordo.
Con
vida y solo,
acorralado
por
un cerco de extraños
y
sospechosos,
miden
raciones,
calculan
con los dedos.
Creen
que sobro.
O
eso pensé,
al
cortarles el cuello
en
un gesto único.
Muertos
y carne
que
pensándolo ahora
serán
sustento.
Mientras
te lloro,
veo
otra vez tu rostro
y
la verdad:
un
hambre atroz,
el
hombre en retroceso,
yo
te traiciono,
oculto
planes,
disimulo
intenciones,
falseo
todo,
para
salvarme,
aunque
murieses tú.
Completo
cerdo,
un
asesino,
caníbal
y traidor;
el
único hombre.
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