Tropezó.
Sintió un doloroso golpe en la cabeza y cuando abrió los ojos, descubrió que
había realizado un viaje en el tiempo y habían transcurrido unos cinco años en
solo un instante.
Quiso
entonces volver atrás pero, incapaz de saber cómo había ocurrido, forzó una vez
tras otra todo tipo de golpes, resbalones y tropiezos esperando que la suerte
se pusiese de su lado.
Hoy,
con la apariencia de unos ochenta años, habiéndose consumido su vida en cinco o
seis pestañeos, el médico vuelve a recordarle que ha de tener cuidado con las
caídas.
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