Para que
luego digan que los monstruos somos nosotros. Ayer, durante la limpieza
semanal, las viejas sábanas que usaba Piluca para andar por las noches acabaron
en el montón de la plancha, irreconocibles. Hace una semana el fantasma de
debajo la cama fue desahuciado como consecuencia de la compra de un canapé con
cajones. Y hoy, cuando ya está cayendo la noche y estoy empezando a pensar en
qué objetos mover o en las frases que repetiré con mi voz ronca, asisto
impotente a esta fiesta de muertos, llena de disfraces, risas, música y
chuches.
Que imaginación la tuya. Excelente.
ResponderEliminarBesitos muchos
Vaya chasco para un fantasmín
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