Por delante y por detrás de mí, la fila
no parece acabarse nunca. Hay ocasiones en que parece que avanzamos pero,
pasado un tiempo, volvemos a pararnos y a esperar como de costumbre.
Sin embargo, puede que todo esté a
punto de cambiar. Algunas compañeras han empezado a comentar que se ha
enamorado, que tiene problemas para conciliar el sueño. Y yo, aunque no quiero
hacerme ilusiones, he empezado a moverme inquieta como ellas. Quizás, solo
quizás, sea su amor correspondido o no, empiece a contarnos y nosotras,
avanzando en la fila, acabemos saltando al otro lado de la realidad y logremos
despertarnos en ella.
Seguro que las ovejas son menos bovinas de lo que nos pensamos, tienen su corazoncito y merecen su espacio.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa