El primer día
de su vida, al llegar la noche, tras una niñez y una pubertad muy felices,
empezó a dar muestras de un afán de aventura inusual en las personas de la raza
a la que pertenecía.
El segundo, pasado el mediodía, se
despidió de todos aquellos que como él habían sido castigados a vivir una vida
mínima.
Durante tres días arreciaron las
hipótesis y las conjeturas entre aquellos que le conocían.
Un día más, dos a lo sumo, y se
convertiría en leyenda.
Duro nuestro paso por la vida, tan efímero y tan complicado que lo hacemos o nos lo ponen. Y tenemos que salir a veces de ese entorno para poder seguir respirando, al menos!! Y para colmo las etiquetas...
ResponderEliminarMe ha encantado.
Besicos muchos.
Gracias, guapa, te agradezco mucho estas visitas. En cuanto a las etiquetas, palabras que obligan, que presionan, que limitan...
ResponderEliminarPara cuatro días que vivimos, cómo nos complicamos la existencia. Duremos lo que duremos, el final siempre es el mismo.
ResponderEliminarSí que hace pensar tu relato.
Un abrazo, Luisa