Los presos humanos habían vivido encerrados entre aquellos muros generación tras generación. Sus carceleros, unos infatigables robots, se encargaban del cumplimiento de las rutinas.
Ni unos ni otros averiguarían nunca que afuera ya no había nada, que el mundo por el que tanto habían luchado era una roca estéril y que ellos sólo eran los últimos de dos razas que ya nadie en el Universo reconocería.
(microrrelato presentado al I Certamen de Microrrelato de Ciencia Ficción ArtGerust)
Una especie de Alcatraz virtual. ¿Donde están las gaviotas?
ResponderEliminarBuena pregunta. Las gaviotas, porque son muy pesadas y carroñeras, habían sido fabricadas por los robots para dar ambiente, más concretamente, para dar mal ambiente.
ResponderEliminarY otras cosas que había.
Meter a robots como raza es una irreverencia hoy, pero en esa roca desierta de un futuro escalofriante, tal vez acaben siendo más raza que los humanos.
ResponderEliminarBuen intento.
Besos nubladitos.
Me pasó como a Montse, vi Alcatraz en mi retina, como si hubieran pasado un millón de años y estuviéramos en un futuro incierto. Abrazos.
ResponderEliminarCiencia ficción y terror mezclados en un apocalipsis anunciado...
ResponderEliminarAbrazos con escalofríos
Me encantó el título que, como ya se ha dicho, nos trae Alcatraz a la cabeza
ResponderEliminarSaludillos