Nos conocimos en la universidad, estudiando Derecho; aunque, si soy preciso, la primera vez que nos vimos fue en el Entierro de la Sardina. Ella iba vestida de monaguillo; yo, de prostituta.
Entre libros y disfraces, exámenes y juegos, logramos acabar la carrera y empezamos a ejercer. Ahora coincidimos en los pasillos de los Juzgados o hacemos por coincidir, no sé.
“¿Estás preparado para un interrogatorio, mi amor?” Levanto la cabeza y la veo empuñar el paraguas como una porra, descubro su sonrisa jugosa y el pícaro guiño de sus ojos verdes. No tiene que decirme nada más, sé lo que significa, sé para qué me busca: quiere que esta noche juguemos a policía mala y ladrón bueno. Y yo no le voy a decir que no.
Poco después, mientras los miembros del tribunal se sientan, pienso en todo lo que este trabajo me gusta.
(microrrelato presentado en el III Concurso de Microrrelatos sobre Abogados, mes de febrero)
Me ha gustado este intento tórrido de conquistar a los miembros del jurado, del certamen, se entiende. Un abrazo.
ResponderEliminarPero a ellos no les gustó mi visíón lúdico/erótica de lo que puede acontecer en los pasillos de los Juzgados
ResponderEliminar:-(
¿Seran tan serios como nos quieren hacer parecer?
No sé si son serios, pero si, amigos. Parece.
ResponderEliminarMuy simpático el micro.
Besos.
Mejor «...pienso en todo lo que me gusta este trabajo», ¿no?
ResponderEliminarGran imaginación/ingenio: no es fácil encajar las palabras solicitadas.
Pues no lo habrán elegido, pero está muy bien, y se sale de la línea habitual "legal" Un abrazo.
ResponderEliminarEs original.
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