Durante los últimos meses su relación no había funcionado demasiado bien, eso era cierto, pero que ella decidiese ponerle fin pegándole un tiro en el estómago le pareció exagerado.
Después, cuando ya estaba en el suelo, en medio de un creciente charco de sangre, ella le dio un beso en los labios, dulce y tierno, un beso como los de antes.
Yo creo que hay más relaciones de esas de las que nos creemos. Las últimas quince o veinte palabras creo que es lo que da vida al relato; cualquier otro final lo hubiera estropeado.
ResponderEliminarMe recordó una película que vi el otro día de George Cloony, Solaris creo que se titulaba. También ella tiró por la calle de enmedio sin dar un respiro. A veces pasa.
ResponderEliminarBesos de finde.
Muy bien narrado, me ha gustado la devastadora frase final, con ese "un beso como los de antes" Abrazos (como los de siempre) ;)
ResponderEliminarEs que el antes puedes recordarlo, desear que vuelva e intentar crearlo. Pero el antes ya se ha ido. Realmente agridulce.
ResponderEliminarMuy, pero que muy, cinematográfico. Casi un texto en blanco y negro.
ResponderEliminarAbrazos.
¿Cuál es el femenino para el nombre de Judas?
ResponderEliminarTremendo, Luisa.
Odi et amo, una verdad incuestionable.
ResponderEliminarBueno, unos se separan al día siguiente de la boda y otros no saben si matarse o besarse. Creo que tiene razón Agus, estoy viendo a Bette Davis con la pistola en la mano y dándole al moribundo el beso de película.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Cómo os gustan los asesinatos!
ResponderEliminarLa llamada de la sangre debe de ser.
Gracias, me divierto mucho leyéndoos aquí y en vuestro blogs. No sabéis cuanto.